Resumen:
En la investigación sobre inseguridad ciudadana que realizamos en el Instituto de Investigación Científica de la Universidad de Lima, una paradoja se ha remarcado. Al entrevistar a los comerciantes venezolanos en las calles de Lima, una respuesta se muestra antagónica a la de sus pares peruanos. Lima, según su apreciación, es segura, habitable y, si bien hay ciertos peligros, no es comparable a lo que ocurre en el país caribeño. Por el contrario, cuando la pregunta se efectúa a nuestros connacionales, las respuestas parecieran dictar la trama de un ‘western’, en donde los malhechores pululan por la ciudad y cuyas cabezas ya tienen un precio establecido. ¿Cómo así pueden coexistir estas dos posturas opuestas?