Resumen:
La arquitectura en tanto arte posee increíbles cualidades estéticas. La forma articula un lenguaje propio que le otorga sorprendentes capacidades connotativas, en ocasiones imponentes y en otras sutiles. Los cuatro fragmentos presentados aquí dan fe de esta capacidad, demostrando que, bajo la correcta supervisión, el escenario de la acción se impone como un personaje más del relato.