Resumen:
La vocación democrática y la búsqueda de la legalidad suponen un trabajo permanente para su creación. Todos somos responsables de su origen y desarrollo. Más, por supuesto, quienes tienen más amplias responsabilidades y poderes, de caracter público y privado. Los parlamentarios, los jueces, los militares, los medios de prensa, la iglesia, la ciudadanía en general, las personalidades internacionales, supieron actuar en los otros tres países hermanos estudiados, de un modo tal que gestaron la fuerza nueva para persistir en su proceso de búsqueda de la libertad. Un cambio defectuoso, lento, débil, pero que recorrieron admirablemente.
Yo sigo y seguiré lamentando que el Perú, por el contrario, reveló en el mismo tiempo ante conflictos de diverso tipo, pero tan apremiantes como los de nuestros vecinos, su extrema debilidad para crear y salvaguardar la democracia en democracia o evitar su ruptura.