Resumen:
Un aspecto más acerca la
amistad a la ciudadanía: la
internalización de un código
común de normas habitualmente
basadas en la
reciprocidad. Entre los amigos
funciona lo que George
Homans, en su teoría del
intercambio, llamaba la justicia
redistributiva: “hoy por
mí, mañana por ti”. Una
amistad sin reciprocidad no
dura, porque los seres humanos,
en relaciones horizontales,
detestamos dar y
no recibir, es decir, ser “usados”.
Por el contrario, un
grupo de amigos se distingue
porque todos se deben
favores y esa reciprocidad
anima un espíritu de obligaciones
mutuas que ayudan
a cimentar más aún sus relaciones.